sábado, 12 de septiembre de 2009

Cómo se mide la Vida.

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El uso del correo electrónico me ha servido para archivar en mi ordenador mensajes tan aleccionadores como el siguiente, que circula por Internet sin darse a conocer el nombre de su autor o autora, siendo esa la razón por la que yo tampoco lo indico; he resumido el texto respecto del original que recibí.

Cómo se mide la Vida.

La vida no se mide por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros; no se mide según los planes que tienes para el fin de semana o por si te quedas en casa solo; tampoco se mide por las personas que has besado. No se mide por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas; no se mide ni por lo guapo ni por lo feo que eres; la vida simplemente no es nada de eso. La vida se mide según a quién amas, según la felicidad que proporcionas, se mide por los compromisos que cumples y por cómo usas la amistad, como algo sagrado o como un arma. La vida se trata de hacer lo que se dice y decir lo que se hace; se trata del amor y el respeto que llevas dentro de ti, de cómo lo cultivas y de cómo lo riegas. Se trata de si usas la vida para alimentar positivamente el corazón de otros. Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros y esas decisiones son de lo que se trata la vida. Hacer un amigo es una Gracia, tener un amigo es un Don, conservar un amigo es una Virtud, ser un amigo es un Honor.

Las noticias tan negativas que oímos hoy en día sobre las perversidades de Internet, creo que se ven compensadas de sobra con todo lo positivo y reconfortante que posee el texto anterior. Y es que no se puede afirmar tajantemente que ningún medio de comunicación, en sí, sea perjudicial; lo que sí puede convertirlo en nocivo es su uso inadecuado.
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