viernes, 30 de marzo de 2012

La obra no acaba cuando se baja el telón.

Por Anna T.

En medio del estrés una decisión cambia el rumbo de mi día. Ayer fui con mi madre a ver la obra de teatro "El diario de Adán y Eva". Pese a que me encanta el teatro, no me apetecía demasiado ir: estaba tan nerviosa..., tenía tantas cosas todavía por hacer... Soy fácil de convencer, así que allí estaba puntual esperando a que abrieran las puertas del teatro para resguardarme del frío. Y comenzó la obra...

Dos horas y media más tarde (para mí que fueron sólo unos instantes) volvía a plantar los pies en éste, nuestro mundo, con una mirada cargada de energía, esa energía que las personas son capaces de transmitir cuando se entregan a lo que hacen, la energía de las cosas llenas de sentido, las que no solamente se dejan caer sino que se pronuncian con intención de que calen hondo. Filosofando sobre lo humano y lo divino, tratando de encontrar un sentido, el sentido de las cosas, explorando las relaciones humanas y sacando del cajón del corazón lo mejor de cada una de ellas, entre carcajadas (y alguna lagrimilla) me ayudaron a recordar que los mejores instantes del día son aquellos que dedicamos a crecer, a amar y a compartir.

Tomado de la página web de "aunalia", hace ya un tiempo.
Esta página web ya no existe.

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