Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida que ha de ser superada. Si insistes en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Hay que saber cerrar capítulos, o como queramos decirlo. Lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Se terminó ese trabajo? ¿Se acabó ese noviazgo? ¿Cambiaste de ciudad? ¿Se perdió esa amistad? Puedes pasar mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, rebobinando el casette y tratando de entender por qué sucedió tal o cual hecho. Pero no podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera, a veces, con la excusa de preguntarnos el porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar amarras, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni mantener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
¿Se terminó ese trabajo? ¿Se acabó ese noviazgo? ¿Cambiaste de ciudad? ¿Se perdió esa amistad? Puedes pasar mucho tiempo de tu presente "revolcándote" en los porqués, rebobinando el casette y tratando de entender por qué sucedió tal o cual hecho. Pero no podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera, a veces, con la excusa de preguntarnos el porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar amarras, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni mantener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
Los hechos pasan y hay que dejarlos ir. Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, vender o regalar libros. Pues esos cambios externos pueden facilitar procesos interiores de superación.
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, que alguna vez se den cuenta de quién eres. La vida mira hacia adelante, nunca hacia atrás. Porque si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir el hoy con satisfacción. Cierra la puerta, pasa página, cierra el círculo. Ni tú serías el mismo, ni el entorno al que regresarías sería igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Recuerda que es salud mental desprenderte de lo que ya no está en tu vida.
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, que alguna vez se den cuenta de quién eres. La vida mira hacia adelante, nunca hacia atrás. Porque si andas por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir el hoy con satisfacción. Cierra la puerta, pasa página, cierra el círculo. Ni tú serías el mismo, ni el entorno al que regresarías sería igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Recuerda que es salud mental desprenderte de lo que ya no está en tu vida.
Gracias Antonio por tu maravillosa entrada. Feliz semana.
ResponderEliminarGracias amigo por tu estimulante comentario.
ResponderEliminarPrecioso Antonio. Gracias. Mar
ResponderEliminarGracias Mar, por tu comentario. Para no llamar a engaño, he de recordar que, lo que en este blog se publica en letra cursiva, no está escrito por mí sino que, principalmente, está tomado de correos que alguna vez me enviaron.
ResponderEliminarUn abrazo.