Olga y José Antonio, tienen tres hijos mayores, ya “colocados”, y constituyen una familia muy feliz; sin muchos problemas económicos y con cierta tranquilidad personal. Hace unos años, su hija les comentó una cuestión del trabajo bastante emotiva; en el hospital donde realiza un impagable servicio de voluntaria, había entrado una niña recién nacida que, además del síndrome de Down, tenía todo tipo de problemas físicos y los “días contados”.
Sin saber cómo, Olga y José Antonio, con muchos trienios a la espalda como padres y ante la incredulidad de muchas de las personas del hospital y de su círculo de amistades, se encontraron visitando a la niña en el hospital y solicitándola en adopción, aunque estuviera desahuciada.
Su aspecto era verdaderamente penoso; la piel verdosa, sin nada pelo y con una inseparable sonda, como la única forma de recibir alimento.
Una verdadera fuerza de voluntad a prueba de los mayores retos supuso la llegada de la niña a su nueva casa, con una rigurosa medicación y constantes cuidados a lo largo del día y de la noche. De todo ello, ninguno tan decisivo como la alimentación, fruto de un especial empeño de la nueva madre en adopción, que se las ingenió como mejor supo para eliminar con suficiente garantía la anteriormente indispensable sonda. Empezó alimentándola con minúsculas porciones de alimento en la punta del dedo índice para después continuar con una jeringa, hasta conseguir finalmente el ansiado uso de la cuchara. Tras este éxito, vinieron otros no menos importantes, como el aprender a andar y a relacionarse con los extraños, aún con pequeños gritos, gestos y maneras que deshacen y emocionan a quienes la conocen y mucho más a sus padres adoptivos, que la consideran una bendición.
Sin el especial empeño de Olga y José Antonio, para llevársela a casa, la pequeña Diana, simplemente, no estaría viva.
A padres como ellos, con una generosidad infinita, va destinada la actual campaña de Mensajeros de la Paz: “No se parecerá a tí, no tendrá tus ojos ni el color de tu pelo. Pero sí podrá tener tu sonrisa”. José Luis Amat (Pup! 30-X-2.001).
Muy emotivo y un gran gesto de generosidad.
ResponderEliminarFeliz dia de tu Santo.
Bss. Mar
Gracias amiga.
ResponderEliminarUn abrazo