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martes, 28 de mayo de 2019

La enseñanza del burro.

Un día el burro de un campesino se cayo en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer.
Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.
Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.
El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.
El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.
Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...
La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos...
¡¡¡Usa la tierra que te echan para salir adelante!!!
Recuerda las 5 reglas para ser feliz:
Libera tu corazón del odio.
Libera tu mente de las preocupaciones.
Simplifica tu vida. Da más y espera menos.
Ama más y... sacúdete la tierra, porque en esta vida hay que ser solución, no problema


domingo, 6 de enero de 2019

Leyenda del cuarto Rey Mago.


Hay una leyenda que, sin ser parte de la Revelación,  nos enseña lo que Dios espera de nosotros:

Se cuenta que había un cuarto Rey Mago (ARTABÁN), que también vio brillar la estrella sobre Belén y decidió seguirla. Como regalo pensaba ofrecerle al Niño un cofre lleno de perlas preciosas. Sin embargo, en su camino se fue encontrado con diversas personas que iban solicitando de su ayuda. 
Este Rey Mago las atendía con alegría y diligencia, e iba dejándoles una perla a cada uno. Pero eso fue retrasando su llegada y vaciando su cofre.  Encontró muchos pobres, enfermos, encarcelados y miserables y no podía dejarlos desatendidos. Se quedaba con ellos el tiempo necesario para aliviarles sus penas y luego procedía su marcha, que nuevamente era interrumpida por otro desvalido. 
Sucedió que, cuando por fin llegó a Belén, ya no estaban los otros Magos y el Niño había huido con sus padres hacia Egipto, pues el Rey Herodes quería matarlo. El Rey Mago siguió buscándolo, ya sin la estrella que antes lo guiaba. 
Buscó, buscó y buscó..., y dicen que estuvo más de treinta años recorriendo la tierra, buscando al Niño y ayudando a los necesitados. Hasta que un día llegó a Jerusalén, justo en el momento que la multitud enfurecida pedía la muerte de un pobre hombre. Mirándolo reconoció en sus ojos algo familiar. Entre el dolor, la sangre y el sufrimiento, podía ver en sus ojos el brillo de la estrella. Aquel miserable que estaba siendo ajusticiado era el Niño que tanto tiempo había buscado !! 
La tristeza llenó su corazón, ya viejo y cansado por el tiempo. Aunque aún guardaba una perla en su bolsa, ya era demasiado tarde para ofrecérsela al Niño que ahora, convertido en hombre, colgaba de una Cruz. Había fallado en su misión... 
Y sin tener dónde ir, se quedó en Jerusalén para esperar que llegara su muerte. 
Apenas habían pasado tres días cuando una luz, aún más brillante que la de la estrella, llenó su habitación. Era el Resucitado que venía a su encuentro!!! 
El Rey Mago, cayendo de rodillas ante ÉL, tomó la perla que le quedaba y extendió su mano mientras hacía una reverencia. Jesús le tomó tiernamente y le dijo :
"Tú no fracasaste. Al contrario, me encontraste durante toda tu vida. Yo estaba desnudo, y me vestiste. Yo tuve hambre y me diste de comer. Tuve sed y me diste de beber. Estuve preso y me visitaste. Pues yo estaba en todos los pobres que atendiste en tu camino. 
Muchas gracias por tantos regalos de amor, ahora estarás conmigo para siempre, pues el Cielo es tu recompensa !!!"

viernes, 31 de agosto de 2018

El Caballito de Madera.

Todos en esta Vida necesitamos Palabras y Actitudes que nos animen y nos alegren la Vida cuando estamos tristes... como lo ilustra la siguiente historia:

En cierta ocasión un padre llevó a su hijo a dar un paseo al bosque; como era pequeño, su papá lo llevaba sobre sus hombros y al rato lo puso a caminar para que se ejercitara y le dijo: debes caminar hasta la casa!  Al poco rato el niño empezó a llorar porque decía que estaba muy cansado y no podía dar "un paso más". El padre cortó una rama de un  arbusto en el bosque, la alisó con su navaja y colocó un pequeño cordón en el extremo más grueso y le dijo al niño: "Mira hijo, aquí tienes tu propio Caballo para que te lleve a la casa".

El niño, emocionado, se animó, montó sobre aquel   "caballito de madera" y comenzó a correr hasta llegar a la casa, y aún después de llegar siguió corriendo por el jardín hasta que tuvo que irse a bañar y acostarse rendido.

Nosotros vamos de paseo por esta Vida; en ocasiones nos sentimos muy cansados y pensamos que no podemos seguir adelante!; entonces DIOS usa a alguien cercano para ofrecernos un   "caballito de madera" que puede ser una palabra de ánimo, una Idea, un... "DIOS TE BENDIGA", una visita, una llamada, o un mensaje de texto con palabras de Fortaleza, una Expresión de Cariño, etc.

Ese "caballito de madera" nos anima y nos hace llegar más lejos de lo que pensábamos!!

Mucha gente a nuestro lado necesita un "caballito de madera" que es esa palabra de  ánimo, esa mirada o ese abrazo bien intencionado que, como un "caballito de madera", le va a sacar de esa tristeza o necesidad espiritual. DIOS tiene un mensaje para cada persona, pero no siempre usa Ángeles, sino a personas comunes como Tú y como Yo.

viernes, 26 de septiembre de 2014

La Vasija agrietada ...

Un cargador de agua, en la India, tenía dos grandes vasijas que colgaban de los extremos de un palo que él llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía una grieta, mientras que la otra era perfecta y entregaba el agua completa al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón.
 
Cuando llegaba, la vasija rota sólo contenía la mitad del agua. Durante dos años completos, esto fue así diariamente. Por todo ello, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros; sin embargo, la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía conseguir la mitad de lo que se suponía debía hacer. Después de dos años le habló al aguador diciéndole:
- Estoy avergonzada de mí misma y me quiero disculpar contigo ...
- ¿Por qué? - le preguntó el aguador - .
- Porque debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga.

    
El aguador se sintió muy apesadumbrado por la vasija y con gran compasión le dijo:
- Cuando regresemos a la casa del patrón, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.

  
Así lo hizo y, en efecto, vio muchísimas flores hermosas a todo lo largo del camino; pero de todos modos se sintió muy apenada, porque al final sólo llevaba la mitad de su carga.

  
El aguador le dijo:
- ¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino?, siempre he sabido de tus grietas y quise obtener ventaja de ello, sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde tú vas y todos los días tú las has regado. Durante dos años, yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi maestro; sin ser exactamente como eres, Él no hubiera tenido esa belleza sobre su mesa.

    

jueves, 21 de agosto de 2014

El puente de los dos hermanos.


Hace mucho tiempo había un anciano que tenía dos hijos, y le llegó el tiempo de morir. Llamó a sus dos hijos y les dijo que les iba a repartir el campo. Al hijo mayor, que había estado con él más tiempo y que le conocía mejor, le dio la parte de campo más difícil, porque estaba seguro de que sabría cómo cultivarla. Al más joven le dio la parte baja del campo, la mejor, porque no había estado con el padre tanto tiempo como el otro y no sabía tan bien como él de qué modo cultivar la tierra. Y les dijo que recordaran siempre que eran sus hijos y ellos siempre hermanos.
 
Poco después el anciano murió y los dos hijos se hicieron cargo de su parte de tierra y empezaron sus vidas.
 
Pasó el tiempo, y los hermanos no se veían apenas, tan entregados estaban los dos a sus ocupaciones.
  
Un día, el hermano mayor estaba contando las gavillas de trigo en su granero y se preguntaba cómo le iría a su hermano menor. Pensó: He tenido una buena cosecha; voy a llevarle algunos haces de espigas esta noche. Se los dejaré en su granero sin que se entere. Contó doce gavillas de trigo, salió a la oscuridad de la noche y se las dejó en secreto a su hermano.
  
Mientras tanto, el hermano menor estaba pensando también acerca de su hermano mayor: Heredó la tierra más pobre. Mi cosecha ha sido especialmente buena este año. Creo que voy a coger unas gavillas para él y se las voy a dejar en su granero. Contó doce gavillas, salió a la oscuridad de la noche y se las dejó en el granero. Los dos hermanos se fueron a la cama sintiéndose muy felices.
A la mañana siguiente los dos estaban en su granero y, contando las gavillas, se preguntaron cómo habiendo dado doce gavillas al otro hermano parecía que seguían teniéndolas. Los dos decidieron repetir la operación. Y así, aquella noche contaron otras doce gavillas, y a ese regalo añadieron los dos una jarra llena de aceitunas. Se cruzaron en la oscuridad, sin verse, y lo dejaron todo en el granero del otro.
  
De nuevo la tercera mañana contaron las gavillas y vieron que seguían teniendo el mismo número, así como también la misma jarra con aceitunas. Aquella noche cada uno cogió su burro, puso encima un odre de vino y salió camino del granero del otro.
 
Pero en el cielo brillaba ese día una espléndida luna llena. Se encontraron en medio del camino, en el límite de sus tierras. Cuando se dieron cuenta de lo que estaban haciendo el uno por el otro, se abrazaron llorando de emoción, recordando a su padre y alabando a Dios.
  
Es una vieja historia del siglo VI antes de Cristo. Pero parece mucho más antigua, anterior al pecado original.

sábado, 4 de enero de 2014

La carreta vacía.

Caminaba con mi padre, cuando él se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:
- Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas alguna cosa más?
Agudicé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
-Estoy escuchando el ruido de una carreta…
-Eso es, dijo mi padre. Es una carreta vacía.
Pregunté a mi padre: ¿Cómo sabes que es una carreta vacía si aún no la vemos?
Entonces mi padre respondió:
- Es muy fácil saber cuándo una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuánto más vacía está la carreta, mayor es el ruido que hace.
   
Me convertí en adulto y hasta hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna, presumiendo de lo que tiene, sintiéndose prepotente ..., tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: “Cuanto más está vacía la carreta, mayor es el ruido que hace”.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Paz.

Había una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron. El rey observó y admiró todas las pinturas, pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Quienes miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
 

lunes, 4 de noviembre de 2013

El momento de la Aurora.

Un rabino reunió a sus alumnos y preguntó:
-¿Cómo es que sabemos el momento exacto en que termina la noche y comienza el día?
-Cuando, de lejos, somos capaces de diferenciar una oveja de un cachorro -dijo un niño.
El rabino no quedó satisfecho con la respuesta.
-La verdad -dijo otro alumno- sabemos que ya es de día cuando podemos distinguir, a la distancia, un olivo de una higuera.
-No es una buena definición.
-¿Cuál es la respuesta, entonces? -preguntaron los pequeños.
Y el rabino dijo:
-Cuando un extraño se aproxima y nosotros lo confundimos con nuestro hermano. Ese es el momento cuando la noche acaba y comienza el día.

sábado, 29 de junio de 2013

El mejor reino.

Un viejo ermitaño fue invitado cierta vez a visitar la corte del rey más poderoso de aquella época.


- Envidio a un hombre santo como tú, que se contenta con tan poco -comentó el soberano.


- Yo envidio a Vuestra Majestad, que se contenta con menos que yo -respondió el ermitaño.


- ¿Cómo puedes decirme esto, cuando todo el país me pertenece? -dijo el rey, ofendido.


- Justamente por eso. Yo tengo la música de las esferas celestes, tengo los ríos y las montañas del mundo entero, tengo la luna y el sol, porque tengo a Dios en mi alma. Vuestra Majestad, sin embargo, sólo posee este reino.

Paulo Coelho.

martes, 11 de junio de 2013

Sólo semillas.

Cuentan que un joven paseaba una vez por una ciudad desconocida, cuando, de pronto, se encontró con un comercio, sobre cuya marquesina se leía un extraño rótulo:  "La Felicidad".

Al entrar descubrió que, tras los mostradores, quienes despachaban eran ángeles. Y, medio asustado, se acercó a uno de ellos y le preguntó:

- Por favor, ¿qué venden aquí ustedes?

- ¿Aquí?, respondió el ángel.  Aquí vendemos absolutamente de todo.

- ¡Ah!, dijo asombrado el joven. Sírvanme entonces el fin de todas las guerras del mundo; muchas toneladas de amor entre los hombres; un gran bidón de comprensión entre las familias; más tiempo de los padres para jugar con sus hijos...  Y así prosiguió hasta que el ángel, muy respetuoso, le cortó la palabra y le dijo:

- Perdone usted, señor.  Creo que no me he explicado bien. Aquí no vendemos frutos, sino semillas.
José Luis Martín Descalzo.
(27-VIII-1930, 11-VI-1991)

sábado, 12 de enero de 2013

Las riquezas de la vida.

Un día un padre llevó a su hijo pequeño a dar un paseo por el campo con el propósito de mostrarle como vivía la gente pobre.
Pasaron el día visitando a unos amigos campesinos. Cuando regresaban del viaje, el padre le preguntó a su hijo: "¿Qué te pareció el paseo?"
"Muy bien, papá."
"¿Viste qué pobre es la gente?", preguntó el padre.
"¿De qué hablas, papá?"  - replicó su hijo -."Vi que ellos tienen 4 perros, en cambio nosotros sólo tenemos uno. Nosotros tenemos una piscina que apenas llega hasta la mitad de el jardín, ellos tienen un riachuelo que nunca termina. Nosotros tenemos lámparas en el jardín, ellos tienen estrellas. Nuestro patio termina en la pared del vecino, el de ellos acaba en el horizonte. Ellos tienen tiempo para sentarse a conversar juntos. En cambio, mamá y tú estáis siempre trabajando y nunca os veo."
Cuando el niño terminó, su padre se quedó mudo. El hijo añadió, "Gracias, papá, por mostrarme tanta riqueza . . . "

Moraleja:
¿No es cierto que todo depende de cómo se vean las cosas?

martes, 11 de diciembre de 2012

El guiso de lentejas.

Un día, Diógenes estaba comiendo un plato de lentejas, sentado en el umbral de una casa cualquiera. No había ningún alimento en toda Atenas más barato que el guiso de lentejas. Comer guiso de lentejas significaba que te encontrabas en una situación de máxima precariedad.


Pasó un ministro del Emperador y le dijo:
- ¡Ay, Diógenes! Si aprendieras a ser más sumiso y adular un poco más al Emperador, no tendrías que comer lentejas.


Diógenes dejó de comer, levantó la vista y, mirando intensamente al acaudalado interlocutor, contestó:


- ¡Ay de ti, hermano! Si aprendieras a comer lentejas, no tendrías que ser sumiso y adular tanto al Emperador.

viernes, 12 de octubre de 2012

El tonto del pueblo.


Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo. Un pobre infeliz, de poca inteligencia, que vivía de pequeñas dádivas y limosnas.
Diariamente ellos llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una grande de 400 reales y otra menor, de 2000 reales.
Él siempre cogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda mayor valía menos.
- “Lo sé”, respondió, “no soy tan tonto”. Ya sé que la que cojo vale cinco veces menos, pero el día que escoja la otra, el jueguecito acaba y no voy a ganar más mi moneda”.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Cuáles eran los verdaderos tontos de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
Pero la conclusión más interesante es:
Podemos estar bien, aún cuando los otros no tengan una buena opinión sobre nosotros mismos. Por lo tanto, lo que importa no es lo que piensan de nosotros, si no lo que uno piensa de sí mismo.
El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que aparenta ser inteligente.

martes, 18 de septiembre de 2012

... de paso.

En el siglo pasado, un turista visitó al famoso rabino polaco Hofetz Chaim.


Y se quedó asombrado al ver que la casa del rabino consistía sencillamente en una habitación atestada de libros. El único mobiliario lo constituían una mesa y una banqueta.


- "Rabino, ¿dónde están tus muebles?", preguntó el turista.
- "¿Dónde están los tuyos?", replicó Hofetz.
- "¿Los míos? Pero si yo sólo soy un visitante, estoy aquí de paso".
- "Lo mismo que yo", dijo el rabino.


Cuando alguien comienza a vivir más y más profundamente, vive también más sencillamente, ... 

domingo, 1 de julio de 2012

Cuentan que ...

... había dos niños patinando sobre una laguna congelada. Era una tarde nublada y fría, pero los niños jugaban sin preocupación; de pronto, el hielo se reventó y uno de los niños cayó al agua.

El otro niño. viendo que su amiguito se ahogaba debajo del hielo, tomó una piedra y empezó a golpear con todas sus fuerzas hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, preguntaron: "¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, ¡es imposible que lo haya podido quebrar con esa piedra y sus manos tan pequeñas!"

 En ese instante apareció un señor mayor y dijo: "Yo sé cómo lo hizo: no había nadie a su alrededor que le dijera que no se podía hacer".

lunes, 19 de diciembre de 2011

Un relato azteca.

Hace mucho tiempo, hubo un gran incendio en los bosques que cubrían la tierra. Las personas y los animales empezaron a correr huyendo del fuego. Nuestro hermano búho, Tecolotl, también corría, cuando vio un pajarito que iba y venía del río cercano al fuego.

Se dirigió hacia donde iba este pajarito. Cayó en la cuenta de que era nuestro hermano el pájaro Quetzal, Quetzaltototl, quien iba hacia el río, cogía gotitas de agua en el pico, y volvía al fuego para arrojar en él aquella gotita de agua. El búho se acercó al pájaro Quetzal y le gritó: "¿Qué haces, hermano? ¿Eres tonto? No vas a conseguir nada con eso. ¿Qué estás intentando hacer? ¡Tienes que huir para salvar tu vida!".

El pájaro Quetzal se detuvo un momento, miró al búho, y luego respondió: "Estoy haciendo lo que puedo con lo que tengo".

Cuenta la leyenda que, por aquel entonces, los bosques que cubrían la Tierra fueron salvados de un gran incendio por un pajarito Quetzal, un búho y otros muchos animales que se unieron para apagar las llamas.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Los ojos.

Ésta es la historia de una joven ciega que se odiaba a sí misma, y a todo el mundo por ser ciega. Odiaba a todos, menos a su novio, que la quería mucho.

Un día, consiguió un par de ojos sanos, la operaron y pudo ver. Cuando lo hizo, el novio le preguntó si se casaría con él, a lo que ella respondió que no, porque se dio cuenta que él era ciego. El novio, triste, lo comprendió y  se despidió de su amor. En su partida le dejó esta nota:
"Tan sólo te pido que cuides muy bien de mis ojos, pues te los regalé y ahora son los tuyos. Te amo".

viernes, 3 de junio de 2011

"El cuento de "Latif".

"Latif" era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el zaguán de una casa diferente, frente a la plaza central del pueblo. Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto, con la mano extendida y la mirada perdida en sus pensamientos.

Cada tarde comía de la limosna o de lo que alguna persona caritativa le proporcionaba. Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus días, "Latif" era considerado, por todos, el hombre más sabio del pueblo, quizás no tanto por su inteligencia, sino por todo aquello que había vivido.

Una mañana soleada, el rey en persona apareció en la plaza. Rodeado de guardias caminaba entre los puestos de frutas y baratijas buscando nada. Riéndose de los mercaderes y de los compradores, casi tropezó con "Latif", que dormitaba a la sombra de una encina. Alguien le contó que estaba frente al más pobre de sus súbditos, pero también frente a uno de los hombres más respetados por su sabiduría. El rey, divertido, se acercó al mendigo y le dijo: 'Si me contestas una pregunta te doy esta moneda de oro'. "Latif" lo miró, casi despectivamente, y le dijo: 'Puedes quedarte con tu moneda, ¿para qué la querría yo?, ¿cuál es tu pregunta?'.

El rey se sintió desafiado por la respuesta y en lugar de una pregunta banal, se despachó con una cuestión que hacía días lo angustiaba y que no podía resolver. Un problema de bienes y recursos que sus analistas no habían podido solucionar. La repuesta de "Latif" fue justa y creativa. El rey se sorprendió; dejó su moneda a los pies del mendigo y siguió su camino por el mercado, meditando sobre lo sucedido.

Al día siguiente, el rey volvió a aparecer en el mercado. Ya no paseaba entre los mercaderes, fue directo a donde "Latif" descansaba, para hacerle otra pregunta, que "Latif" volvió a responder rápida y sabiamente. El soberano volvió a sorprenderse de tanta lucidez. Con humildad se quitó las sandalias y se sentó en el suelo frente a "Latif": 'te necesito', le dijo. 'Estoy agobiado por las decisiones que como rey debo tomar. No quiero perjudicar a mi pueblo y tampoco ser un mal soberano. Te pido que vengas al palacio y seas mi asesor. Te prometo que no te faltará nada, que serás respetado y que podrás partir cuando quieras.... por favor'.
.....